Otitis que acabó en sordera: sí existió mala praxis médica

Publicado en 12 Febrero 2014

Otitis que acabó en sordera: sí existió mala praxis médica

Tras exponer la semana pasada un caso sobre una otitis que terminó en sordera, presentamos en este artículo la resolución del mismo. La paciente B.R.O., de 50 años de edad, acudió en 2010 a su médico de cabecera por faringitis y dolor de oído y acabó en 2012 con incapacidad permanente en grado total por lo citado.

Los hechos comenzaron el día que la paciente acudió a su médico de cabecera, el 17 de noviembre de 2010, al mostrar un cuadro de otitis media supurativa con pérdida de la capacidad auditiva (hipoacusia) y zumbidos en el oído (acúfenos), por el que no recibió un tratamiento con anti-inflamatorios y antibióticos contra las cepas bacterianas más frecuentes.

A los 14 días de la primera atención defectuosa de su otitis media supurada, la paciente tuvo que acudir al Servicio de Urgencia de un hospital por vértigos e inestabilidad, y se constató el empeoramiento del cuadro inicial con complicaciones más serias, derivadas de un mal manejo inicial, afectando al oído interno, que provocó esas manifestaciones de vértigo, pérdida de audición y zumbidos. En esta ocasión se actuó diligentemente ya que se pidió la ayuda del otorrinolaringólogo de guardia.

Sin embargo, de manera inexplicable éste no acudió a valorar a la paciente y solo dio instrucciones vía telefónica y sin haberlo examinado, de administrar corticoides y antibióticos. Sin embargo, el médico de guardia, por su parte, decidió prescribir antibióticos pero no corticoides.

Al día siguiente, B.R.O. acudió por segunda vez en 24 horas a Urgencias por el empeoramiento progresivo de sus síntomas. Se le administró un tratamiento sintómatico pero no se le prescribieron tampoco corticoides. Es más, no se brindó al paciente la posibilidad de una miringotomia (una incisión en el tímpano) para el drenaje de las secreciones purulentas ni se barajó la alternativa de un ingreso hospitalario.

Retraso crucial

Tras tres visitas a Urgencias posteriores tras las dos citadas por los mismos síntomas, y con las complicaciones en aumento, en su quinta visita se le indicó un tratamiento anti-inflamatorio con glucocorticoides (deflazacort), lo que permitió contar con una herramienta para el tratamiento de la otitis media supurativa y la prevención de esas complicaciones con 30 días de retraso. Este retraso ocasionó en B.R.O. secuelas irreversibles como la hipoacusia izquierda y otras secuelas, como el vértigo, altamente incapacitantes.

En definitiva, si el tratamiento otorgado a la paciente hubiera sido precoz y diligente, incluyendo la administración de antibióticos desde el inicio y el seguimiento progresivo de un especialista en otorrinolaringología, se le habrían otorgado a la paciente otras oportunidades y posibilidades más favorables para la curación del proceso infeccioso y su recuperación, con altas probabilidades de mitigar sus secuelas. Por esta negligencia, la paciente fue incapacitada permanentemente en grado total.

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